Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo.
Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas.
Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas.
Las otras ranas seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.
Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Ella se desplomó y murió.
La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible.
Una vez más, la multitud de ranas le grito que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir.
Pero la rana saltó cada vez con más fuerza hasta que finalmente salió del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le preguntaron: "No escuchaste lo que te decíamos?"
La rana les explico que era sorda.
Ella penso que las demás la estaban animando a esforzarse más para salir del hoyo.
Esta historia contiene dos lecciones:
1. La lengua tiene poder de vida y muerte. Una palabra de aliento compartida a alguien que se siente desanimado puede ayudar a levantarle y finalizar el día.

El poder de las palabras... a veces es difícil comprender que una palabra de ánimo pueda hacer tanto bien.