¿Qué les quitamos?
Después de mucho pensar uno de ellos dijo: Ah!! ya sé!, vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la encuentren jamás.
Propuso el primero: Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo; a lo que inmediatamente repuso otro: no, recuerda que les dimos fuerza, alguna vez alguien subirá, y la encontrará, y si la encuentra uno, ya todos sabrán donde está.
Luego propuso otro: Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar, y otro contestó: no, recuerda que les dimos inteligencia, alguna vez alguien construirá una esquina por la que pueda entrar y bajar, y entonces la encontrará.
Uno más dijo: Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra.
Y le dijeron: No, recuerda que les dimos inteligencia, y un día alguien construirá una nave en la que pueda viajar a otros planetas y la descubrirá, y entonces todos tendrán felicidad y serán iguales a nosotros.
El último de ellos, era un Dios que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás dioses, analizó en silencio cada una de ellas y entonces rompió el silencio y dijo: creo saber dónde ponerla para que realmente nunca la encuentren, todos voltearon asombrados y preguntaron al unísono: ¿En dónde?
La esconderemos dentro de ellos mismos, estarán tan ocupados buscándola afuera, que nunca la encontrarán.
Todos estuvieron de acuerdo, y desde entonces ha sido así, el hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la trae consigo mismo...
Propuso el primero: Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo; a lo que inmediatamente repuso otro: no, recuerda que les dimos fuerza, alguna vez alguien subirá, y la encontrará, y si la encuentra uno, ya todos sabrán donde está.
Luego propuso otro: Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar, y otro contestó: no, recuerda que les dimos inteligencia, alguna vez alguien construirá una esquina por la que pueda entrar y bajar, y entonces la encontrará.
Uno más dijo: Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra.
Y le dijeron: No, recuerda que les dimos inteligencia, y un día alguien construirá una nave en la que pueda viajar a otros planetas y la descubrirá, y entonces todos tendrán felicidad y serán iguales a nosotros.
El último de ellos, era un Dios que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás dioses, analizó en silencio cada una de ellas y entonces rompió el silencio y dijo: creo saber dónde ponerla para que realmente nunca la encuentren, todos voltearon asombrados y preguntaron al unísono: ¿En dónde?
La esconderemos dentro de ellos mismos, estarán tan ocupados buscándola afuera, que nunca la encontrarán.
Todos estuvieron de acuerdo, y desde entonces ha sido así, el hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la trae consigo mismo...