viernes, 4 de octubre de 2013

Perdón,... perdona, ...perdono, ...perdonarnos: La fábula del puerco espín

Hoy aprendí de que si todos nos seguimos juzgando, jamás habrá un cambio conciente para mejorarnos.

Hoy aprendí de que la mayoría de las veces hay que aprender a PERDONAR.

Por eso hoy me repetí muchas veces, hasta hacerme conciente de estas sabias palabras

PERDÓN, PERDONA, PERDONO, PERDONARNOS.

Perdón,... perdona, ...perdono, ...perdonarnos.

Perdón,... perdona, ...perdono, ...perdonarnos.

Hoy es un gran día, el perdón ha sido mas grande que el rencor.

Un abrazo

La fábula del puerco espín

Durante la Edad de Hielo, muchos animales murieron a causa del frío.

Los puercoespín dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en grupos. De esa manera se  abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor. Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados.

Así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o  desaparecían de la Tierra. Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con una persona muy cercana puede ocasionar, ya que lo más importante es el calor del otro.

De esa forma pudieron sobrevivir.
Moraleja de la historia

La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, sino aquella en que cada individuo aprende a vivir con  los defectos de los demás y a admirar sus cualidades.
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