Mucho antes de la celebración del día de San Valentín, Cupido ya ocupaba un lugar protagónico en las festividades griegas y romanas dedicadas al amor. También conocido como Eros en la mitología griega, este niño alado es hijo de Venus (Afrodita para los griegos), diosa de la belleza y la fertilidad. Resulta extraño que Cupido, siendo un dios mitológico, sea representado por un niño. La historia cuenta que su propia madre, Venus, se sorprendió al comprobar que su hijo no crecía. Preocupada se dirigió al Oráculo de Temis, que le dijo: "El amor no puede crecer sin pasión".
En la Tierra de los humanos vivía una princesa llamada Psique (Alma), a la que Venus envidiaba por su gran belleza. Sin embargo, esta bella mujer no lograba encontrar marido pues los hombres que la idolatraban no se sentían dignos de ella. Un Oráculo predijo que Psique encontraría el amor en un precipicio. Cuando Psique estaba en el borde del abismo, Venus envió a su hijo Cupido a eliminarla con sus flechas.
Pero Cupido, al verla, se enamoró profundamente y creció hasta convertirse en un apuesto joven. Contra los deseos de su madre, Cupido se casó con Psique y fueron muy felices hasta que ella, incitada por sus envidiosas hermanas, rompió la prohibición impuesta por los dioses: miró a su marido siendo ella una simple mortal. Como castigo Psique fue alejada de Cupido y desde entonces la arrepentida princesa recorrió el mundo en busca de su amado, superando los obstáculos que le ponían los dioses.
Fue tanto lo que Psique luchó que finalmente el Olimpo decidió convertirla en diosa para que pudiera reunirse con su amado Cupido.
Desde entonces el amor ha sido simbolizado por dos corazones atravesados por una flecha: la flecha de Cupido.
Fuente: soy402.com
Fue tanto lo que Psique luchó que finalmente el Olimpo decidió convertirla en diosa para que pudiera reunirse con su amado Cupido.
Desde entonces el amor ha sido simbolizado por dos corazones atravesados por una flecha: la flecha de Cupido.
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